Resumen Artículo
Considerando que la actividad minera implica un uso temporal del suelo, al concluir el ciclo minero es importante seleccionar la mejor opción para rehabilitar el terreno afectado. Esto puede abarcar desde la restauración al uso original hasta la adaptación para un nuevo propósito que podría resultar más beneficioso que el uso inicial.
Para planificar el uso post-minero de los terrenos, podemos apoyarnos en guías internacionales que proponen metodologías basadas en buenas prácticas. Algunos aspectos fundamentales para considerar incluyen la infraestructura y servicios asociados al proyecto, la legislación vigente sobre el cierre de minas, las autoridades reguladoras del sector, los grupos de interés (stakeholders), los riesgos asociados y la capacidad de adaptación de nuevas actividades en el lugar. También es esencial evaluar el entorno ambiental y social previo al proyecto o antes de la operación, las limitaciones y capacidades locales, así como la disponibilidad de recursos geológicos, ecológicos y financieros para respaldar propuestas a largo plazo.
Por otro lado, para seleccionar la mejor alternativa de uso futuro, es esencial comprender la integración de las áreas rehabilitadas con el entorno físico circundante. Esto implica un análisis exhaustivo de las interrelaciones entre los elementos del proyecto minero al final de su vida útil, junto con los recursos naturales y humanos presentes en la zona que podrían ser aprovechados.
Este trabajo propone una metodología para la selección de alternativas de nuevos usos o futuros usos de los terrenos mineros en la etapa post-operación. Esta metodología es una adaptación que combina enfoques basados en buenas prácticas y se ilustra con la aplicación en dos casos de estudio específicos.
Conferencista
Nereyda Loza | Consultor - GeoAmbiente, SRK Consulting Perú
